martes, 30 de octubre de 2007

¿POR QUÉ POSTULAR LA CIUDAD COMO UN AMBIENTE PARA EL APRENDIZAJE?


PONENCIA DEL LIBRO “EL SIGNIFICADO DE LOS LUGARES PÚBLICOS PARA LA GENTE DE BOGOTÁ”. Capítulo 1 y 3. PÁRAMO, Pablo. 2007


Desde los planteamientos discutidos en el Seminario Proyecto de Investigación de la Universidad Pedagógica Nacional, es evidente que existe un interés por reconocer que la ciudad no es un simple escenario con elementos disgregados y disfuncionales, que las personas que interactúan en y con la ciudad reconocen su existencia y poseen una representación de ella, la cual influye enormemente en la valoración y los tipos de relaciones que establecen con cada componente de la ciudad.

Estos postulados sugieren que es necesario aprovechar estas oportunidades para acercar más a las personas al conocimiento de los lugares que la ciudad ofrece y la construcción de una identidad de lugar que haga más significativa la experiencia en la ciudad. Quizás como reivindicación de las percepciones y representaciones negativas que a menudo se tienen y se viven en la ciudad, se presenta la importancia de reconocer el potencial educativo de la ciudad y los múltiples aportes que ofrece el movimiento ciudad educadora (1990), para pensar la ciudad como un escenario para el aprendizaje, la socialización y la participación.

Desde un recorrido histórico por las principales teorías y bases conceptuales sobre las formas de interrelacionarse los ciudadanos con los espacios públicos de la ciudad, se plantean los postulados de Carr y Lynch (1968), quienes sitúan la ciudad como lugar para el crecimiento personal, por tanto, reflexionan sobre la necesidad de una política educativa para exponer la ciudad y hacerla accesible al individuo.

Desde otra mirada, Francesco Tonucci (1997) aporta entre sus ideas que la adaptación de la ciudad a los niños puede hacer que esta sea apropiada para todos los ciudadanos. En la obras de Borja (2004) “la ciudad conquistada” plantea que la ciudad hace a los ciudadanos y forma tanto para la ciudanía como para la exclusión

Si contextualizamos estas propuestas, se encuentra para el caso de la ciudad de Bogotá una serie de procesos educativos, relacionados con las administraciones (alcaldías); comenzando por Mockus y su Simbolismo, Peñaloza y la creación y defensa del espacio público, Garzón y su propuesta de los niños a la ciudad y la ciudad a la escuela, que busca aumentar las posibilidades educativas en Bogotá, incluyendo los actores, escenarios y la vida en la ciudad.

“…Estas medidas contribuyeron de manera considerable a aumentar la movilidad y productividad de la población, al igual que la satisfacción de vivir en la ciudad y el cambio hacia conductas deseables en los espacios públicos…” (Páramo, 2007)

De esta manera, podría creerse que estas medidas han sido en gran medida exitosas; una muestra de ello son los comportamientos de la mayoría de los ciudadanos para usar nuevos elementos incluidos en la ciudad como la cebra, las sillas azules, el programa escuela – ciudad - escuela y la liberación de vendedores públicos en algunos escenarios de la ciudad; sin embargo, es claro que muchas de las conductas de las ciudadanos se rigen por la normatividad como es el caso del pico y placa.

Estos encuentros de las personas con la ciudad han permitido reconocer que para que los ciudadanos aprendan en y de la ciudad, es necesario establecer escenarios que propicien dichos procesos, en tanto a las medidas propuestas por las alcaldías de Bogotá, es claro que su impacto sobre la población no es únicamente por los beneficios que la medida les ofrece, sino por las formas como la medida se convierte en reglas o normas.

En este sentido, es importante retomar el planteamiento de Páramo (2007), donde se señala que “…los individuos construyen y experimentan la vida en el espacio público a través de dos procesos, uno de forma espontánea y otra planificada. Puede ser a través del uso repetitivo o el significado a partir de reglas...”.

En el caso de los usos que tienen las personas en los escenarios que la ciudad le ofrece, es notable que las personas dependen de ciertos factores para su aprovechamiento, por ejemplo, Carr, Francis y Stone (1992) aseguran que el clima y la topografía condicionan las actividades en los escenarios públicos.

Quizás la pregunta que surge en este momento es ¿Cuáles procesos educativos se pueden promover en Bogotá?, al respecto podría responderse desde algunos apartes del libro, por ejemplo, la exaltación del espacio público como canal de comunicación dentro de los miembros de una sociedad, los eventos públicos, la disponibilidad y accesibilidad del espacio público, el aprovechamiento de los escenarios construidos para dicho fin.

Finalmente, es interesante resaltar el papel de los roles sociales en la apropiación de los escenarios de la ciudad y en sí, la experiencia de lugar, estos roles aseguran que la actitudes, comportamientos y cogniciones en los espacios serán diferentes y por tanto, la representación bajo la que fue planificada la ciudad y sus componentes, no siempre será aprovechada y en ocasiones será desvirtuada.

Elaborado por Anacristina Bayona López