martes, 30 de octubre de 2007

¿QUÉ CONCEPCIÓN DE AMBIENTE SERÁ LA MÁS APROPIADA PARA ABORDAR LOS TRABAJOS DEL GRUPO PEDAGOGÍA URBANA Y AMBIENTAL?


Para el desarrollo de actividades y proyectos al interior del grupo Pedagogía Urbana y Ambiental, es necesario hacer aclaraciones conceptuales de los términos fundamentales para el grupo; uno de ellos, está relacionado con la definición ambiente.

Antes de empezar, es importante aclarar que el término ambiente se ha acuñado desde sus comienzos al trabajo de las ciencias naturales, desconociendo la trascendencia que tiene en varias - por no decir todas - las áreas del conocimiento; por tanto, cualquier definición de ambiente que se adopte debe tener claramente planteado la importancia de la interdisciplinariedad para su comprensión.

El concepto de ambiente tiende a tener dificultades al ser definido quizás porque se entiende por ambiente una unidad en el espacio, a los sistemas naturales, los problemas de contaminación o el deterioro global; sin embargo, el ambiente es más bien un sistema complejo y dinámicoen él existen interacciones físicas, biológicas, químicas, sociales y culturales que se manifiestan o no entre los seres humanos, los demás seres vivos y todos los elementos del entorno en el cual se desarrollan[1], estos elementos pueden tener un carácter natural o pueden ser derivados de transformaciones e intervenciones humanas en un lugar y momento determinado. Por esta razón, “Nos movemos en un mundo en donde todo está interconectado y en el que los grandes conflictos ambientales no son únicamente cuestiones ecológicas, sino verdaderos problemas políticos, éticos y económicos...”[2]

En este sentido, si no comprendemos a lo que hace referencia el término “Ambiente”, difícilmente podremos llegar a establecer lo que pretendemos alcanzar mediante la educación ambiental. No existe una sola definición de ambiente, es necesario reconocer la existencia de múltiples concepciones (Sauvé, 1994)[3] particulares sobre éste, tales como:

ü El ambiente como problema, donde es necesario definirlo para solucionarlo

ü El ambiente como recurso, donde la mirada es netamente administrativa; los recursos son consumibles, deteriorables y escasos, por tanto, hay que administrarlos.

ü El ambiente como naturaleza que en sí misma hay que respetar y velar por su preservación, si es necesario, alejándolo de los componentes sociales que tanto le afectan

ü El ambiente como biosfera, donde será posible mantener a los humanos por mucho tiempo.

ü El ambiente como lugar de vida que merece ser conocida para aprovecharla

ü El ambiente como comunidad, donde confluye la participación

Sin embargo, el objetivo no es posicionarse en una sola de estas concepciones, teniendo en cuenta que “el ambiente es una realidad infinitamente compleja y contextual, que solo se puede abordar en forma adecuada desde una pluralidad de perspectivas[4].

Por otra parte, desde el ámbito educativo se ha hecho referencia a la Educación Ambiental o la Educación Relativa al Ambiente; al respecto, se reconocen algunas corrientes en Educación Ambiental que se han preocupado por intentar elaborar un concepto de ambiente; así como dichas propuestas llegan a tener cierta similitud en su construcción conceptual y argumentación, en ocasiones se pueden tener diferencias bastante significativas. Algunas de las corrientes a las que hacemos referencia son la Naturalista, Conservacionista, Resolutiva, Sistémica, Científica, Humanista, Moralista, Holística, Bio regionalista, Práxica, Crítica social, Feminista, Etnográfica, Eco educativa, Eco Ontogénica y Sostenibilidad[5].

La educación ambiental posee dentro de sus objetivos difundir conocimientos e inspirar actitudes en las personas y los grupos sociales, ayudando a la comprensión del ambiente, de los problemas y las potencialidades, con el fin de aumentar la capacidad de análisis de las interacciones sociales, la participación en los programas y la reflexión frente a sus acciones, fortaleciendo una responsabilidad en y con el ambiente[6].

La educación ambiental no es una nueva materia dentro del programa académico, por el contrario, es un proceso formativo donde se encuentran los objetivos educativos, la organización pedagógica de la institución y las múltiples estrategias de enseñanza que permitirá un aprendizaje integral. De esta manera, la educación ambiental no es un fin, sino un medio que permite a las personas situarse dentro de su entorno y reconocerse dentro de un ambiente, no con el enfoque aislado por disciplinas, sino, construyendo concepciones, habilidades y actitudes a partir de la integración de distintos saberes[7] importantes para comprender su impacto en el ambiente y la diversidad biológica inmersa en éste.

Finalmente, es importante explicar que las propuestas pedagógicas enmarcadas bajo la educación ambiental requieren de una estrategia didáctica y una reflexión pedagógica que trascienda el conocimiento acumulativo, descontextualizado y segmentado. Dentro de las experiencias pedagógicas se hace necesario la construcción e implementación de estrategias y metodologías que incluyan la comprensión de su ambiente como sistema y la posterior identificación de las condiciones y problemáticas.

Elaborado por Anacristina Bayona López

[1] Concepto propuesto por Maritza Torres Carrasco. Ministerio de Educación Nacional.

[2] UNESCO. Título sobre el programa “Hombre y Biosfera”: Capítulo II. El hombre pertenece a la tierra, 1986. p. 109.

[3] Ampliar información en LUCIÈ, Sauvè. La Dimensión Ambiental y la Escuela. Exploración de la diversidad de conceptos y de prácticas en la educación relativa al ambiente. Seminario internacional. Serie de documentos especiales MEN., 1994. p. 21.

[4] Ibid, p. 21

[5] SAUVÉ Lucié. Una Cartografía de Corrientes en Educación Ambiental. Cátedra de investigación de Canadá en educación ambiental, Université du Québec à Montreal.

[6] Tomado de Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental organizada por UNESCO – PNUMA en Tbilisi, 1977. En: MEINARDI, Elsa y REVEL, Andrea. Teoría y Práctica de

¿POR QUÉ POSTULAR LA CIUDAD COMO UN AMBIENTE PARA EL APRENDIZAJE?


PONENCIA DEL LIBRO “EL SIGNIFICADO DE LOS LUGARES PÚBLICOS PARA LA GENTE DE BOGOTÁ”. Capítulo 1 y 3. PÁRAMO, Pablo. 2007


Desde los planteamientos discutidos en el Seminario Proyecto de Investigación de la Universidad Pedagógica Nacional, es evidente que existe un interés por reconocer que la ciudad no es un simple escenario con elementos disgregados y disfuncionales, que las personas que interactúan en y con la ciudad reconocen su existencia y poseen una representación de ella, la cual influye enormemente en la valoración y los tipos de relaciones que establecen con cada componente de la ciudad.

Estos postulados sugieren que es necesario aprovechar estas oportunidades para acercar más a las personas al conocimiento de los lugares que la ciudad ofrece y la construcción de una identidad de lugar que haga más significativa la experiencia en la ciudad. Quizás como reivindicación de las percepciones y representaciones negativas que a menudo se tienen y se viven en la ciudad, se presenta la importancia de reconocer el potencial educativo de la ciudad y los múltiples aportes que ofrece el movimiento ciudad educadora (1990), para pensar la ciudad como un escenario para el aprendizaje, la socialización y la participación.

Desde un recorrido histórico por las principales teorías y bases conceptuales sobre las formas de interrelacionarse los ciudadanos con los espacios públicos de la ciudad, se plantean los postulados de Carr y Lynch (1968), quienes sitúan la ciudad como lugar para el crecimiento personal, por tanto, reflexionan sobre la necesidad de una política educativa para exponer la ciudad y hacerla accesible al individuo.

Desde otra mirada, Francesco Tonucci (1997) aporta entre sus ideas que la adaptación de la ciudad a los niños puede hacer que esta sea apropiada para todos los ciudadanos. En la obras de Borja (2004) “la ciudad conquistada” plantea que la ciudad hace a los ciudadanos y forma tanto para la ciudanía como para la exclusión

Si contextualizamos estas propuestas, se encuentra para el caso de la ciudad de Bogotá una serie de procesos educativos, relacionados con las administraciones (alcaldías); comenzando por Mockus y su Simbolismo, Peñaloza y la creación y defensa del espacio público, Garzón y su propuesta de los niños a la ciudad y la ciudad a la escuela, que busca aumentar las posibilidades educativas en Bogotá, incluyendo los actores, escenarios y la vida en la ciudad.

“…Estas medidas contribuyeron de manera considerable a aumentar la movilidad y productividad de la población, al igual que la satisfacción de vivir en la ciudad y el cambio hacia conductas deseables en los espacios públicos…” (Páramo, 2007)

De esta manera, podría creerse que estas medidas han sido en gran medida exitosas; una muestra de ello son los comportamientos de la mayoría de los ciudadanos para usar nuevos elementos incluidos en la ciudad como la cebra, las sillas azules, el programa escuela – ciudad - escuela y la liberación de vendedores públicos en algunos escenarios de la ciudad; sin embargo, es claro que muchas de las conductas de las ciudadanos se rigen por la normatividad como es el caso del pico y placa.

Estos encuentros de las personas con la ciudad han permitido reconocer que para que los ciudadanos aprendan en y de la ciudad, es necesario establecer escenarios que propicien dichos procesos, en tanto a las medidas propuestas por las alcaldías de Bogotá, es claro que su impacto sobre la población no es únicamente por los beneficios que la medida les ofrece, sino por las formas como la medida se convierte en reglas o normas.

En este sentido, es importante retomar el planteamiento de Páramo (2007), donde se señala que “…los individuos construyen y experimentan la vida en el espacio público a través de dos procesos, uno de forma espontánea y otra planificada. Puede ser a través del uso repetitivo o el significado a partir de reglas...”.

En el caso de los usos que tienen las personas en los escenarios que la ciudad le ofrece, es notable que las personas dependen de ciertos factores para su aprovechamiento, por ejemplo, Carr, Francis y Stone (1992) aseguran que el clima y la topografía condicionan las actividades en los escenarios públicos.

Quizás la pregunta que surge en este momento es ¿Cuáles procesos educativos se pueden promover en Bogotá?, al respecto podría responderse desde algunos apartes del libro, por ejemplo, la exaltación del espacio público como canal de comunicación dentro de los miembros de una sociedad, los eventos públicos, la disponibilidad y accesibilidad del espacio público, el aprovechamiento de los escenarios construidos para dicho fin.

Finalmente, es interesante resaltar el papel de los roles sociales en la apropiación de los escenarios de la ciudad y en sí, la experiencia de lugar, estos roles aseguran que la actitudes, comportamientos y cogniciones en los espacios serán diferentes y por tanto, la representación bajo la que fue planificada la ciudad y sus componentes, no siempre será aprovechada y en ocasiones será desvirtuada.

Elaborado por Anacristina Bayona López

¿DESDE DÓNDE PERCIBE LA CIUDAD?


¿DESDE EL BUS, EL TRANSMILENIO, SU AUTOMOVIL, BICICLETA O SIMPLEMENTE DESDE LA CAMINATA DIARIA?


A partir de la pregunta que aparece en el título de este documento se pretende realizar un breve análisis acerca de cómo el modo de transportarnos por la ciudad influye en el acercamiento que se puede establecer con los lugares públicos.

Desde el libro de Páramo (2007) “El significado de los Lugares Públicos para la gente de Bogotá”, es posible resaltar el valor que tienen los lugares públicos en los procesos educativos y la importancia de describir y analizar la manera como los habitantes de Bogotá conceptúan y valoran esos lugares públicos. Desde este aspecto, el reconocimiento de los lugares públicos de la ciudad, su potencial educativo, la planeación urbana y el acceso al espacio público hace que exista una creciente preocupación por tener dichos lugares no para unos cuantos, sino para todos.

Es evidente que el fuerte crecimiento de la ciudad de Bogotá ha hecho inevitable la expansión de sus frágiles fronteras, llevando no sólo al proceso de ampliación, sino también al de distanciamiento entre las localidades y sectores de la ciudad. Además, este hecho ha llevado al crecimiento constante, la consolidación y el avance de la ciudad informal, esta situación va generando nuevas periferias. Este distanciamiento con los lugares públicos de la ciudad perjudica en gran medida el acceso que los habitantes tengan con estos lugares y la posibilidad de aprovechamiento de los escenarios educativos que ofrece.

Páramo (2007) sugiere que parte de la estrategia para que la gente se apropie de los lugares públicos es permitir un mayor acceso de las personas de muchas localidades a esos lugares, ese acceso estaría mediado no sólo por los costos de visitarlos, sino también por el modo de transportarse hacia ellos. Esta consideración se debe a que muchas personas deben atravesar largas distancias cuando van a acudir a un lugar público ubicado en el centro o al norte de la ciudad, más aún si viven en localidades alejadas o que se encuentran sobre la periferia; esta situación, se traduce en acceso limitado de las personas con pocos recursos económicos y gastos excesivos de las personas que se atreven a salir con sus familias a vivir la ciudad.

En este punto, es necesario aclarar, que los lugares públicos no existen únicamente en esos sectores de la ciudad, pero es particularmente en esos sectores donde se desarrollan funciones que muchos ciudadanos esperan encontrar cuando se acercan a la ciudad (recreación, descanso, entretenimiento, entre otras); además, desde las entidades gubernamentales se da prioridad a esos lugares cuando se planifican actividades educativas, deportivas o recreativas para los ciudadanos y es donde se encuentran la mayoría de museos, ferias, teatros, exposiciones, entre otros.

Siguiendo con la idea del transporte y los ciudadanos, es evidente que el tipo de transporte que una persona tome no se debe únicamente al interés de utilizar cierto medio de transporte, sino al dinero con que cuenta y la facilidad que tenga de poder acceder a él. Si una persona va en bicicleta no sólo lo hace por el amor a este medio de transporte o en beneficio de su salud (aunque probablemente sea la salud la que se vea más afectada en una ciudad como Bogotá), también podríamos estar frente a un caso de poco acceso a los medios de transporte en su sector o a un alto costo económico para el sujeto, en todo sentido, uno podría decir para ciertos casos “dime qué tipo de transporte usas y te diré que dinero y acceso al transporte público tienes”.

Así mismo, se vive cotidianamente que en el transporte público también existen unas reglas que modifican nuestras actuaciones en esos escenarios móviles de la ciudad, el caso más claro es el de Transmilenio, donde su disposición espacial, las formas de uso y los comportamientos que se ven como “adecuados”, hacen parte la planeación y la función para el que fue pensado. En el caso de los buses, taxis y bicicletas, aunque no sean normas tan claras como las de transmilenio, existen unos mínimos por cumplir para acceder a ellos y salir victorioso de tal osadía. La pregunta que surge al respecto es ¿Será que el transporte público de la ciudad es o puede ser un escenario educativo?, en este sentido, valdría la pena preguntarse antes, si el trasporte público es realmente público.

No obstante, para muchas personas lo importante no es el cómo llegar al lugar sino simplemente llegar, disfrutar y hacer parte de la funcionalidad que se le atribuye, bien sea desde lo económico, lo industrial, lo tecnológico, lo educativo o recreativo; pero es claro que para que la ciudad sea educativa para todos y no para unos cuantos, debe prestarse a tención al acceso del lugar,los modos como se presentan las reglas y la traducción que hacen las personas de ellas.

Elaborado por Anacristina Bayona López